¿Cómo acompañar a los niños para lograr confianza y seguridad en si mismos?

 

 

 

La confianza, la elevada autoestima y la seguridad en si mismos son cualidades o aspectos de la personalidad que podemos ayudar a que se afiancen y se instalen en los niños, que les sirvan para la vida, como herramientas para una mejor calidad de esta.

 

Como repercute la calidad de estos aspectos, en su desarrollo y en su desenvolvimiento frente a los desafíos que el devenir de los años y de las circunstancias le van a ir presentando?

Para los adultos con niños a cargo, son interrogantes que más de una vez nos inquietan. Como prepararlos para lo que vendrá, estarán listos? Sabrán desenvolverse, contarán con los recursos internos y externos para hacerlo?  

Estas y otras cuestiones están directamente relacionadas con el estilo de crianza de cada familia, con los recursos propios de cada niño y con la calidad del abordaje pedagógico.

 

Podemos intervenir en por los menos dos de estos factores y al hacerlo influir en el estilo de personalidad que desarrolle el niño?

 

Comencemos entonces por analizar nuestro estilo en el acompañamiento del desarrollo de los niños, no para descartarlo o criticarlo sino para revalorizar nuestro rol como padres y para concensuar estrategias de abordaje de las problemáticas y situaciones que se plantean a diario en la crianza.

 

La confianza y la seguridad que un niño tiene en si mismo se va consolidando, reforzando, construyendo a partir de situaciones, conflictos, desafíos que en el transcurso de cada día se le van presentando.

 

Pero como ayudarlos a que sus elecciones, sus respuestas y sus decisiones sean las mas apropiadas? 

  • No podemos hacerlo eligiendo, ni decidiendo por ellos. Tampoco es factible que esto suceda a medida que nuestros niños van creciendo y desarrollándose y a la vez distanciandose  saludablemente de sus adultos referentes, al  integrarse y desenvolverse en el mundo de los adultos.
  • La respuesta quizás esté en que debemos posibilitar que la CONFIANZA y la SEGURIDAD en si mismos se instalen poco a poco durante la primer infancia cuando los momentos de intercambio y de interrelación son momentos privilegiados de encuentro y comunicación.
 
Durante los primeros años se fundan las matrices de aprendizaje, de relación y afectivas que acompañarán a nuestro hijo el resto de su vida

 

Podemos  intervenir, actuar adecuadamente para potenciar entonces esta etapa de construcción de cimientos de su personalidad, favoreciendo su consolidación ?

Empecemos por revalorizar la función materna /paterna  que es la que contiene, sostiene, refuerza, rearma, reunifica al niño en su devenir cotidiano, cuando sus necesidades son atendidas en tiempo y forma. Esto se da cuando puede recurrir a un adulto confiable ante una situación o sensación angustiante, que lo deja indefenso sin recursos propios para afrontarla.

Es allí cuando nuestro abrazo, nuestro upa, nuestras palabras consoladoras, el pecho ante el hambre, la caricia ante el raspón, el aliento para reforzarlo en una acción que le demanda mucho esfuerzo físico o mental, la mano en el hombro….el estar, la mirada que acompaña, la palabra que resuena, la vivencia internalizada de la incondicionalidad de nuestro amor, es lo que lo ayudará.

 

Cómo forjar esto, por donde empezar, que recursos podemos utilizar para beneficiar este proceso de fortalecimiento y revalorización de las capacidades propias para resolver las situaciones que se les presentan?

 

En los primeros años los niños son mas dúctiles, mas permeables a cambios y mas susceptible a estos también. Por eso la delicadeza y el respeto profundo por la vulnerabilidad de su estructura psíquica nos lleva a reflexionar sobre el mundo de los niños. Sobre el impacto de nuestros actos y de nuestras palabras, la impronta que dejan en ellos nuestras acciones. Como pueden ser devastados por el abandono y el desamparo y como pueden ser rescatados, reunificados y amorosamente sostenidos física y psíquicamente.

Pensemos la importancia que tiene una palabra adecuada en un momento de desazón, ansiedad, ante situaciones nuevas o sorpresivas. Un niño que puede recurrir primero al amparo y seguridad física, corporal, por ejemplo de un abrazo o bien un upa, de sus padres o de la persona que cumple la función materna y luego a medida que crece y se distancia, interviene la palabra como medio de sostén primero y luego de comunicación.

Estar presentes para consolar, escuchar y responder le permitirá al niño, nutrirse, sentirse seguro para luego poder alejarse llevando consigo internamente, todo esto que fueron construyendo juntos. Un niño mas seguro será un,adulto mas pleno y feliz. 

 

Consuelo, amparo, sostén no es lo mismo que decir que todo está bien cuando no es así, que no importa cuando si importa, que estoy mirando y no miro, que escucho y no lo hago, cuando desde mi rol de adulto le fallo en estos aspectos siembro la desconfianza, la inseguridad y la desmotivación. 

 

Contribuyo a instalar en sus bases sensaciones y percepciones confusas, ambivalentes que a la hora de desenvolverse en el mundo harán mella de sus potencialidades y lo dejarán en desventaja frente a otros.

Comenzar por analizar nuestras intervenciones diarias contribuirá a reforzar algunas y desechar otras en pos del bien de los chicos. Favorecer el sentimiento de seguridad y confianza en ellos mismos, no quiere decir que debamos festejar todo lo que hacen aunque este mal o equivocado, no significa que debamos decir a todo que si, que no digamos no porque se van a enojar.

Poder conocer sus limites y los ajenos es beneficioso para él en la construcción de su personalidad y sumamente necesario. Porque un niño es todo impulso por conocer y así como lo protegemos de posibles riesgos físicos también debemos protegerlo de la desazón de no encontrar una baranda de soporte, un limite que defina, que delimite y contengan sus emociones, sus angustias y ansiedades. 

Empezar desde muy pequeños a fortalecer en él la sensación de que es capaz de realizar muchas cosas que aparentemente no nos parecen importantes pero que para el niño en su mundo de niño son valiosas. Por ejemplo que un niño pequeñito acerque su mano extendiendo su brazo, para que le pongamos su ropa o bien que su llanto sea reconocido apropiadamente ya sea porque tiene hambre y le dimos el pecho o su mamadera o bien porque tiene un cólico y movimos sus piernitas o le hicimos un masajito en la panza. Y no que lo dejamos llorar porque tiene que acostumbrarse a estar solo y no entendimos nada de lo que le esta sucediendo. Un niño que colabora con su mamá buscando su pañal cuando ella se lo pide y se acomoda para que lo cambien mientras le dicen lo que van a hacer juntos es darle importancia a sus posibilidades y capacidades de comprensión, acción y resolución mientras interactúa con un adulto que lo acompaña, lo envuelve con su voz y sus palabras mientras lo sostiene con su mirada y sus cuidados.

 

Un adulto que aguarda por las acciones del niño, las reconoce y significa para él dentro de un contexto, un orden y una actividad que le permiten al pequeño sentirse activo, participante, reconocido en sus capacidades y por lo tanto, mas seguro de si mismo a través de este lugar y reconocimiento que el adulto hace de sus intervenciones.

 

  • Elegir entre dos objetos en lugar de imponerle uno, es poder darle la sensación de que él es dueño de sus elecciones cuando el entorno esta acotado y ya previsto por un adulto que organiza y le permite sentirse activo y seguro porque puede decidir.
  • Escucharlo y valorar sus producciones ya sean dibujos, canciones, sus creaciones con masa o plastilina, su ayuda para poner la mesa o el orden incipiente de sus juguetes, primero con nuestra ayuda y poco a poco él solo. Son solo algunas de las situaciones que están surgiendo constantemente en el día a día de nuestras vidas como familia, en el permanente intercambio entre hijos y padres, entre alumnos y docentes.
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Una actitud de valoración, a partir de la observación de todas las pequeñas grandes cosas que los niños hacen cada día es el primer paso para que ellos puedan sentirse capaces y seguros de si mismos

 

  • Es fundamental que podamos observar y darles un momento antes que nosotros resolvamos todo por ellos.
  • Cada logro por pequeño que parezca sentará en ellos la confianza y la alegría del éxito alcanzado

 

 

Poder ponerse la ropa solo sin ayuda lleva un proceso que debemos respetarlo y para ello podemos facilitarlo armando por ejemplo dos conjuntos posibles y que el pueda optar entre ellos para de esta forma una vez que logre vestirse no le digamos Que te pusiste?! y pierda el valor inicial de haberlo logrado sin nuestra ayuda.Esto tan simple es solo un ejemplo que podemosadaptar a otras circunstancias y aprendizajes.

 

Sentirse útil, capaz, reconocido como un ser pensante, sensible y apto para modificar su ambiente a partir de sus intervenciones, tiene un valor sustancial para el niño. Como adultos responsables, referentes a cargo, es parte de nuestro rol  favorecer y sostener estas percepciones por sus logros, para fortalecer los sentimientos de CONFIANZA Y SEGURIDAD EN SI MISMOS… un legado esencial para el largo recorrido de la vida.      

 

 

Prof. Alejandra De Renzis Peña
Espec. Atención temprana del Desarrollo Infantil – 
Mail: alejandra@crianzapasoapaso.com
Twitter:@DerenzisAle